Los animales sin hogar son vulnerables a prácticamente todo. Ya sea que busquen refugio o alimento, deben luchar contra el mundo agitado que los rodea.
Un perro que intentaba encontrar restos de comida fue atropellado por una motocicleta que iba a toda velocidad. Sus heridas fueron tan graves que nadie estaba seguro de que pudiera sobrevivir. Por suerte, no lo dejaron solo para que muriera.
Cuando finalmente una persona se preocupó lo suficiente como para pedir ayuda, los rescatistas respondieron rápidamente. Recogieron su ambulancia de rescate de animales y se dirigieron a echar un vistazo al perro. El cachorro, más tarde apodado Black Bangpakong (lo llamaremos Black para abreviar), estaba tan gravemente herido que ni siquiera podía mantenerse en pie por sí solo. El impacto del accidente, la gran intensidad del mismo, afectó sobre todo a su rostro. Yacía allí con una gran necesidad de asistencia médica.
Estos extraordinarios rescatistas de animales, que son como los primeros en responder a los humanos, no dudaron en hacerlo. Con su equipo de rescate completamente equipado, utilizaron todos los recursos necesarios para tratar a Black en el camino. Lo curaron, le dieron líquidos y analgésicos y luego lo levantaron y lo colocaron en una camilla. Luego lo colocaron dentro de la ambulancia para llevarlo a la clínica veterinaria.
Aunque Black seguía en mal estado, su cuerpo empezó a relajarse. Los analgésicos hicieron efecto y empezó a confiar en sus nuevos compañeros humanos. Los rescatistas condujeron lo más rápido que pudieron hasta la clínica veterinaria, donde llevaron a Black al interior. El veterinario llegó y le realizó un examen minucioso. Comenzó a animarse un poco porque tenía menos molestias. Estaba fatigado, pero logró sentarse.
Su cara necesitaba ser vendada considerablemente más a fondo para detener la hemorragia. El veterinario declaró inequívocamente que uno de los ojos de Black no podía ser salvado. Una vez que estuviera estable, necesitaría cirugía a la mañana siguiente. Black fue colocado en una cómoda perrera y fue monitoreado constantemente. Era fundamental que descansara bien por la noche.
Durante la operación, el valiente canino se comportó admirablemente. El veterinario le extirpó el ojo derecho con éxito. Los caninos son muy resistentes y, con algo de tiempo, mucho amor y paciencia, Black se adaptaría perfectamente. Todavía podía ver, pero lo más importante era que estaba vivo. Black se recuperó lo suficientemente rápido como para que lo sacaran a pasear con correa y tomara un poco de aire fresco. Dudó en salir. Se recordó a sí mismo que el mundo aterrador no siempre era amable con él.
Black miró por las puertas de la clínica veterinaria. No estaba seguro de si alguna vez podría volver a confiar en salir de la clínica veterinaria. Una de las técnicas veterinarias intentó tranquilizarlo diciéndole que todo estaría bien. Sin embargo, Black se mostraba escéptico sobre lo que había más allá de las puertas de cristal. Le habló lo más bajo que pudo y le aseguró que nunca se separaría de su lado. Lo acercó más a la calle.
El perro olió su entorno. Intentó ver el mundo que lo rodeaba con su único ojo. Le preocupaba que el mundo exterior fuera tan brutal como lo había sido antes. Algo cambió dentro del valiente perro cuando se armó de valor y su nuevo compañero humano lo alentó. ¡Su gran corazón valiente sabía que no podía rendirse!
Mira la historia completa a continuación para saber qué sucederá a continuación. ¡Estamos sumamente agradecidos por la ayuda de Black Bangpakong! ¡Y tú también lo estarás!