Cuando Goran Marinkovic camina por las calles de Kraljevo, Serbia, siempre lleva comida consigo.
Cada día alimenta a más de 100 perros y gatos callejeros que no tienen a nadie que los cuide, pero en marzo del año pasado se topó con un pequeño cachorro que no podía soportar dejar atrás.
“Al pasar por un sendero estrecho, oí un llanto que provenía de las rocas”, contó Marinkovic. “Tenía frío, hambre y sed. Tenía comida, así que enseguida le di salami”.
La perrita vivía cerca de un montón de basura, usando una bota vieja para protegerse del clima. Era demasiado joven para estar sin mamá, pero Marinkovic no pudo encontrar otros perros cerca.

Cuando se acercó al cachorro, éste inmediatamente se tumbó y le mostró su barriga.
“Estaba agotada”, dijo Marinkovic. “Sabía que yo podría ser su única oportunidad, así que se dejó vencer y se entregó al destino”.
Marinkovic recogió a la perrita y la llevó al veterinario. No estaba seguro de si sobreviviría después de estar sola tanto tiempo, durmiendo al aire libre. Pero la cachorrita, a la que llamó Coco, se negó a rendirse.
A medida que Coco recuperaba fuerzas, su personalidad cariñosa empezó a brillar: “Le encanta la gente”, dijo Marinkovic. “Siempre está alegre”.

Después de publicar fotos de Coco en Facebook, la bandeja de entrada de Marinkovic se inundó de mensajes ofreciendo adoptar al cachorro. Pero Marinkovic quería asegurarse de que tuviera el mejor hogar.
Contactó con uno de sus amigos y compañeros rescatistas, que tenía contactos con adopciones internacionales de animales. Y una vez que Coco recibió todas sus vacunas, viajó a su nuevo hogar en Alemania.
Un año después, Coco no se parece en nada a la cachorrita enferma que Marinkovic encontró escondida tras un zapato. Se ha convertido en una perrita feliz y esponjosa, siempre emocionada por vivir aventuras con su familia.

“Tiene una casa preciosa y ahora mismo está de vacaciones. Recibo fotos con regularidad; ahora mismo están en el mar”, dijo Marinkovic. “Cada perro rescatado de la calle que encuentra un hogar es una victoria para mí”.

Marinkovic desea que todos los perros callejeros de Serbia tengan la misma suerte que Coco. Pero con la ayuda de personas como Marinkovic, estos perros están un paso más cerca de tener la vida que merecen.




