La energía de los animales es innegable. Y ahora no hablamos de una potencia superior o de una capacidad de recuperación, sino de su capacidad vegetal para anticiparse y actuar ante situaciones volátiles. En este sentido, os presentamos al simpático Banner, un perro husky siberiano de cinco años que proporciona ayuda y compañía como perro de terapia.
Banner se encuentra actualmente cuidando adecuadamente a Whitney Braley, su dueña, quien tiene problemas mentales que le impiden funcionar con normalidad. Pero Banner ya ha reconocido todos los problemas de Whitney: puede notar cambios en la presión arterial femenina, y también cuando tiene episodios de migraña. Al mismo tiempo, es muy propensa a rescatar a su madre y sacarla de entre cientos de seres humanos cuando tiene un ataque de ansiedad, desencadenado por otro tipo de estrés postraumático.
Un día, Banner estaba dando un paseo con su madre, cuando de repente el perro se salió de la carretera y comenzó a dirigirse hacia un bosque cercano, alertado por algo que Whitney no había notado. Después de un rato de caminata llegaron a un lugar donde había una caja de cartón sellada, que curiosamente era el objetivo de Banner.
La señora no estaba muy segura de si abriría o no la caja mojada y húmeda, y Banner lo hizo por ella: cuando sacó la boca de la caja, tenía entre sus mandíbulas un gatito de no más de dos días de vida. Y resulta que Whitney, cuando abrió toda la caja, encontró seis gatitos más grandes.
“Alguien debería haberlos metido en la caja, haberla cerrado con cinta adhesiva y haberlos dejado morir. Probablemente pensaron que nadie se enteraría nunca. Ni siquiera sé cómo Banner sabía que estaban allí. Los gatitos estaban congelados, ni siquiera maullaban ni nada (…) Me da pena que alguien pueda hacerles algo así a estos animales inofensivos. Es demasiado cruel y despiadado”.
Whitney sabía que no podía dejarlos, así que cogió el tanque de los gatitos y se fue a casa con ellos. Y como ya había ocurrido antes cuando Whitney trajo animales pequeños para darles un hogar temporal, Banner estuvo allí todo el tiempo para acompañarla y ayudar a cuidar a los niños. Whitney dice que Banner de ninguna manera abandonó a los gatitos y los adoptó como suyos: aunque había estado castrada durante varios años, no había perdido su instinto maternal.
“Ahora voy a buscar hogares adecuados para los gatitos, que serán queridos para siempre. El refugio que tenemos en el pueblo mata a los tres días. Por eso, normalmente dejo de cuidar a los gatitos: no quiero que mueran. Estoy muy contenta porque, gracias a Banner, estos gatitos podrán vivir sus vidas con familias que los amen. Me conmueve el corazón”. – Dijo Whitney Braley