En las bulliciosas calles, una perra madre llamada Indra luchaba día tras día para cuidar de sí misma y de sus cachorros.
Nacida y criada en la calle, Indra conocía muy bien las dificultades de la supervivencia, pero nunca flaqueó en su determinación de mantener a su familia. Un fatídico día, mientras buscaba comida, sintió un dolor agonizante en la pata trasera.
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A pesar de la incomodidad, Indra intentó seguir buscando comida, pero su pierna ya no soportaba su peso. Diagnosticada con polio, se enfrentó a la dura realidad de que tal vez nunca volviera a caminar con normalidad.
Sin embargo, este revés no la desanimó. Indra estaba decidida a seguir adelante por el bien de sus cachorros. Con sus patas delanteras, se arrastró por las calles empapadas por la lluvia, con una tenacidad inquebrantable.

Las semanas se convirtieron en meses, y las dificultades pasaron factura: tanto Indra como sus cachorros se debilitaban cada vez más. Sin embargo, su indomable voluntad los mantuvo a flote.
Un día, una mujer bondadosa se percató de la difícil situación de Indra en la calle y decidió intervenir. Llevó a Indra y a sus cachorros a una clínica veterinaria, donde le confirmaron la polio y supo que Indra nunca recuperaría la movilidad completa.

Esto no desanimó a la mujer, que encontró un hogar acogedor para la familia, asegurándose de que recibieran abundante comida y atención médica.
La transformación fue profunda. Indra disfrutaba del cuidado y la seguridad que ella y sus cachorros tenían ahora, sin tener que luchar por comida. Sus cachorros prosperaron en su nuevo entorno, seguros y sanos bajo su atenta mirada.

A medida que pasaba el tiempo, los cachorros crecieron y se aventuraron al mundo, pero Indra permaneció agradecida por la compasión demostrada hacia ella y sus crías.
Indra vivió el resto de sus días en un ambiente cálido y confortable, siempre rodeada del cariño de la mujer que los rescató. Aunque ya no podía caminar con normalidad, su espíritu se mantuvo fuerte y su amor por sus cachorros fue inquebrantable.
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